22 octubre 2006

22 de octubre de 1978.

Luciano Mata Corral
Luis Carlos Gancedo Ruiz

Sargento y agente de la Guardia Civil, respectivamente. Asesinados por ETA en Las Arenas (Vizcaya).

Un domingo por la tarde, alrededor de las seis, cuatro agentes de la Guardia Civil volvían a pie al cuartel situado en la calle Amaia, tras cumplir su servicio de vigilancia en el campo de fútbol de Gobelas, en el barrio de Romo. Dos comandos de ETA, formados por cuatro individuos armados con metralletas y escopetas, esperaban tras una tapia. Dos de ellos dispararon contra los guardias más próximos: Luciano y Luis. Inmediatamente, sin darles tiempo a reaccionar, el segundo comando ametralló a los otros dos: Andrés Silveiro y Carlos Troncoso. Luciano y Luis murieron en el acto. Andrés y Carlos fueron trasladados al hospital. Sólo Carlos pudo sobrevivir; Andrés murió unos días después. Los terroristas huyeron en dos coches que les aguardaban. Testigos presenciales vieron cómo, antes de huir, remataban a los guardias que yacían en el suelo.

Luciano había nacido en Puebla de Valdivia (Palencia). 55 años, casado, padre de dos hijos. Cuatro días después, el 26 de octubre, cumplía la edad reglamentaria para el retiro.

Luis era de Buyando-Tineo (Oviedo). 28 años, casado, padre de dos hijos.
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22 de octubre de 1982

Domingo Javier García González, industrial

Asesinado en Algorta (Vizcaya).
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22 de octubre de 2000

Máximo Casado Carrera, funcionario de prisiones

Asesinado por ETA en Vitoria (Álava).
Los terroristas colocaron una bomba-lapa en los bajos de su coche, aparcado en un garaje. Hizo explosión cuando Máximo lo puso en marcha para acudir a la prisión de Nanclares de Oca (Alava), donde trabajaba desde hacía 15 años. Era militante de Comisiones Obreras y había sido amenazado durante el secuestro de José Antonio Ortega Lara. Según sus vecinos, Máximo sufrió en los últimos meses de vida un acoso permanente por parte del entorno terrorista. Su buzón fue quemado y pintado, al igual que las columnas de su casa. Le insultaban llamándole "carcelero", le rayaron el coche y le telefoneaban de madrugada.

Nacido en Santa Elena de Jamuz (León), Máximo tenía 44 años, estaba casado y era padre de dos hijos: una niña de 10 años y un chaval de 18.
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Luciano, Luis, Andrés, Domingo, Máximo.
¿Qué habrá sido de Carlos?
Como poco, tres mujeres y seis hijos. La de Máximo debe rondar los 16.

Un abrazo a todos ellos.
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JBE dijo esto en el blog de Rosa Díez:

[26] JBE | 22.10.06 01:49 pm

Carmen, déjame que te cuente una anécdota de la hija de Máximo Casado.

Como ves, a él le asesinaron en octubre; pues en diciembre de ese mismo año el Parlamento Europeo dió a Basta Ya el Premio Sajarov. Y ahí que nos fuimos, en un autobús, a Estrasburgo (¿porque es con "s" aunque ahora muchos lo escriban con "x", no?).

Bueno, pues la viuda y la hijita de 10 años venían con nosotros, a menos de 2 meses del asesinato.

En aquel autobús hubo muchas risas y diversión; Fran Mendiluce -el hermano del ertzaina que asesinaron en Itsasondo-, y Joxeba Pagaza -al que iban a asesinar apenas tres años después-, juntos eran un crack; nos reímos con ellos lo que no está escrito. Y hubo anécdotas muy graciosas como cuando a Yagoba, uno enorme de las juventudes socialistas de la margen izquierda -cuyo domicilio ha sido atacado varias veces-, le pusieron en el hotel en la misma habitación que Guillermo Sánchez-Berra, más bien flaquito, portavoz del PP en Pasajes; pero éso era normal hasta que nos enteramos que en la habitación ¡¡¡había cama de matrimonio!!! Creo que fue el momento más íntimo en toda la historia del Pacto por las Libertades.

Pues sí, nos reímos mucho. Pero hubo momentos de escalofrío también; y no se me olvidará uno de ellos; la hija de Máximo Casado se paseaba por el autobús y nos iba preguntando: "¿a ti también te han asesinado al aita?" (o a "papá", no recuerdo cómo lo decía). Era su circunstancia, lo que acababa de marcar su vida para siempre, su recientísima orfandad por culpa de los asesinos de ETA. Por éso, en su anonadamiento, pensaba que a todos los que íbamos en el autobús nos pasaba lo mismo, que nos habían asesinado al padre; ella vivía aquello como un autobús de huérfanos. Creo que aquello era un intento de sentirse menos sola porque para un niño, además del horror de no poder volver a ver a tu padre, está el horror de ser diferente, de ser la única a la que le pasa éso, de estar solo, de pensar si es culpa tuya, si te lo has merecido porque a los demás no les pasa... Fue escalofriante, sobre todo cuando le tenías que decir que no, que a ti no te habían asesinado al padre; se quedaba desconcertada, dolorida, y seguía yendo de uno en uno preguntando; Joxeba le podía haber dicho que no, pero que a él lo iban a matar como a su padre en unos pocos meses.

A Máximo Casado lo asesinaron con los chivatazos, las instrucciones, y los avisos de un vecino de su mismo portal.

Su mujer, la madre de esa niña, era una auténtica "madre coraje". Pero leí que al final se había tenido que ir; vivía puerta con puerta con la hostilidad y el odio de la familia del chivato, y entre la "prudente" indiferencia del resto de vecinos para los cuales, de repente, se había vuelto transparente. Creo que se fué, con su hija y su hijo, a León, a la ciudad de la que presume Zapatero.

Ésta es una más de las historias, los dramas humanos, del recuerdo que impagablemente nos traes; muchísimas gracias.

En la firma de la "paz", la tinta será también la sangre de Máximo Casado, el dolor de su viuda, y la orfandad de aquella niña.
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Gracias a JBE por su testimonio.

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