5 de diciembre de 1978.

Ángel Cruz Salcines
Gabriel Alonso Perejil
José María Serrais Llasera

Asesinados por ETA en San Sebastián.
Ángel, policía municipal. Gabriel y José María, subcomisario y comisario de Policía Nacional.
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Hoy, como en tantas ocasiones, apenas el nombre.
Ángel, Gabriel, José María. Un abrazo a sus familias.

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3 de diciembre de 2008

Ignacio Uria Mendizabal

Asesinado por ETA en Azpeitia (Guipúzcoa).
Ignacio acudía a diario al restaurante Kiruri a echar una partida de cartas. Al lado de la empresa, muy cerca de casa, fue tiroteado por dos individuos que, a continuación, huyeron. Los servicios sanitarios trataron de reanimarlo; fue inútil.

Ignacio era consejero de la empresa Altuna y Uría, una de constructoras de la "Y" vasca. Amenazada como otras por su implicación en el proyecto de Tren de Alta Velocidad, había sido saboteada en marzo de 2007.

A punto de cumplir 71 años, Ignacio estaba casado y tenía cinco hijos. Fue la dueña del Kiruri, amiga de la familia, quien avisó a su mujer: 'Manoli, vente para acá rápido que a Ignacio le han hecho algo'. Aficionado a la música, Ignacio acudía a ensayar con el coro de la Basílica de Loyola dos o tres veces por semana.

El día de su asesinato, sus compañeros de tute decidieron no suspender la partida. Es triste pensar que muchos identificarán a Ignacio como la víctima asociada a aquella foto.

Días después del asesinato de Ignacio, su familia escribió una carta "A la sociedad vasca, con dolor y agradecimiento".
Transcribo aquí dos de sus párrafos:

"Inaxio amaba Euskalerria. Él se sentía vasco y nacionalista y así nos lo manifestaba. Pero al parecer, eso no le era suficiente para poder vivir en libertad en su tierra. Los mismos que dicen que están en contra de las imposiciones que sufre Euskal Herria, le han quitado a nuestro marido y padre su derecho a vivir con dos cobardes disparos. ¿Cómo ser puede estar en contra de las imposiciones y luego imponer una muerte que no tiene vuelta atrás? ¿No es ésta una clara prueba de hipocresía? ¿Es ésta la Euskal Herria que queremos los vascos?"

Las preguntas se revuelven en nuestro interior. Preguntas sin respuesta. ETA, ¿por qué, para qué y en nombre de quién habéis asesinado a Inaxio? ¿Es así como vais a liberar a Euskalerria? ¿Echando piedras contra nuestro propio tejado?"

Creo que estas líneas son profundamente desafortunadas.
El supuesto implícito de que ser vasco y nacionalista debería bastar para vivir en libertad en el País Vasco conduce inevitablemente a pensar en -desde su punto de vista- los otros, los no vascos o no nacionalistas: ¿acaso ellos sí son legítimamente objetivo de la banda?
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Desde la discrepancia y el más profundo respeto, un abrazo a la mujer e hijos de Ignacio, de quien siente que comparte tejado con ellos y no con los que asesinaron a quien tanto querían.