10 enero 2007

10 de enero de 1980.

Jesús María Velasco Zuazola, comandante de Caballería

Asesinado por ETA en Vitoria cuando acompañaba a dos de sus hijas al colegio.
Jesús María era jefe del Cuerpo de Miñones -policía foral- de Álava.

Su viuda, Ana María Vidal Abarca, presidenta de AVT durante muchos años, es una de las voces de Olvidados, el libro de Iñaki Arteta y Alfonso Galletero:

"Hasta la injusticia tiene remedio, se puede corregir, pero la muerte no. Y en aquellos años hubo mucha gente que pensó que mirando para otro lado dejaba de existir el problema.
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no pasó mucho tiempo hasta que decidí incolucrarme en una tarea hasta entonces inédita: organizar a las víctimas.
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Comenzamos por localizar a todas esas víctimas del terrorismo que, aunque sus maridos habían sido asesinados en el País Vasco, no eran originarios de allí y había que encontrarlas en Extremadura, Galicia, Andalucía..., en fin, por cualquier lugar de España.

La tarea fue difícil y complicada pero nos guiaba algo que mueve montañas: el sentido de la justicia. Empezamos visitando despachos, teniendo que casi justificar, aunque parezca que lo que digo es exagerado, que éramos unas personas con sentido común, razonables, que no íbamos buscando ningún extremismo ni ninguna venganza, que lo que queríamos era organizarnos para reclamar nuestros derechos, fundamentalmente el derecho a la justicia. Todo eso culminó muchos años después, en el año 1999, cuando se aprobó la Ley de la Solidaridad.

Después de 25 años dedicando una parte muy importante de mi vida a todo esto, creo que estoy capacitada para afirmar que las víctimas del terrorismo hemos tenido un papel importante, testimonial, como conciencia de esta sociedad.
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Mientras los asesinos no pasen por delante de la justicia, hay que perseguirles.
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El asesino de mi marido nunca ha pasado por delante de la justicia, está refugiado en Sudamérica.
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Tenemos que ser muy firmes ante la injusticia. Ante la injusticia hay que rebelarse. En el año 99, cuando se aprobó la Ley de Solidaridad fue una especie de alivio para todos porque fue un reconocimiento moral y un reconocimiento económico hacia todas esas personas que habían pasado muchos años viviendo muy, muy mal, pasando estrecheces, sacando adelante a sus hijos con verdaderos problemas, teniendo que coser en casa, limpiando en casas...

Toda esa gente que pasó todos estos años así merece toda nuestra admiración y cariño porque sacaron de la tragedia algo que es maravilloso: dignidad, mucha, muchísima dignidad.

Quizás he ahondado poco en lo mío pero es que no puedo, me echo a llorar."


Jesús tenía 47 años cuando ETA lo asesinó. Cuatro hijas: 17, 16, 12 y 2 años.
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Un abrazo a ellas y a Ana María.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jesús María Velasco:
No acabaron del todo contigo, está claro. Está claro porque te necesitamos. Necesitamos de algún modo la presencia de las víctimas en esta sociedad, nos apoyamos en ellas.

Gracias, Ana María. Eso esperamos: que la injusticia tenga remedio.
Por supuesto que las víctimas habeis tenido un papel importante. Siempre ha sido así y nunca se vio tan claro como en estos últimos años.

Un abrazo para ti y tus hijas.