10 de julio de 1981.

Joaquín Gorjón González
Ovidio Ferreira Martín

Asesinados por ETA en Basauri (Vizcaya) y Bilbao.
Joaquín esperaba en la estación de Basauri el tren que debía llevarle a Bilbao. Allí trabajaba en una agencia de aduanas desde que en julio de 1972 se retirara de la Guardia Civil. Un individuo al que acompañaban otros dos le disparó dos tiros por la espalda. Eran las siete de la mañana.

Los tres terroristas huyeron dirección Bilbao. Avisada la policía, tuvo lugar un tiroteo en la calle Barrencalle-Barrena en el que resultaron heridas dos personas: Ovidio Ferreira, de 29 años y Aurora Múgica, de 48, que tuvieron que ser trasladadas al Hospital de Basurto.

Ovidio, muy grave, murió cuatro días después. Trabajaba en una agencia de transportes; aquel día, de vacaciones, sustituía a su madre en la distribución de periódicos entre los clientes fijos antes de atender su pequeño puesto de venta de prensa en la plazuela de Santiago.

Joaquín acababa de cumplir 59 años. Era de Vilvestre (Salamanca), estaba casado y tenía 6 hijos.
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10 de julio de 1997

Miguel Ángel Blanco Garrido

Aquel jueves, 10 de julio, ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco y planteó un chantaje al Estado: si el Gobierno no trasladaba a los presos etarras a cárceles del País Vasco, ETA mataría a Miguel Ángel. El plazo era de 48 horas y expiraba a las cuatro de la tarde del sábado día 12. ETA cumplió su amenaza y a las cinco del sábado, en Lasarte, unos cazadores encontraron a Miguel Ángel maniatado y con dos tiros en la cabeza. En coma profundo, sufrió una agonía de doce horas que finalizó la madrugada del día 13.

Miguel Ángel tenía 29 años. Era licenciado en Económicas y trabajaba en una empresa en Eibar. Aficionado a la música, tocaba la batería en el grupo Póker. Tenía una novia desde hacía siete años con la que ya tenía planes de boda. Llevaba dos años de concejal en Ermua.

Carlos Totorika dijo ayer en un documental de Telemadrid que nunca se callaba, que había presenciado réplicas de Miguel Ángel a concejales de HB como nunca antes había visto a nadie. Uno de ellos, precisamente, del Ayuntamiento de Eibar, fue quien facilitó la información necesaria para que lo mataran.

Sus padres, en el mismo reportaje, evocaban el dolor de Miguel Ángel por el secuestro de José Antonio Ortega Lara y la inmensa alegría que sintió cuando lo liberaron. Sólo unos pocos días después, ETA se cebó en él matándolo despacio.
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10 de julio de 2001

Luis Ortiz de la Rosa

Asesinado por ETA en Madrid.

Luis era policía nacional. A eso de las ocho y media de la tarde, Luis trataba de localizar junto a otros compañeros el coche bomba colocado por ETA que una llamada al 091 había avisado que iba a explotar en la calle Ocaña, del barrio de Aluche. Los agentes desalojaron a las personas que transitaban por la zona y al personal de limpieza que aún trabajaba en el edificio de la Subdirección General de Informática del Ministerio de Justicia:

“Estábamos limpiando y unos 15 minutos antes de que explotara vimos venir muchos policías a pecho descubierto que empezaron a sacarnos de la zona y a decirnos que había una amenaza de bomba. Incluso los vimos revisando coches en los alrededores. Cuando no habían pasado ni 10 minutos desde que salimos del edificio, explotó la bomba y sólo pude ver el humo a mis espaldas”

Luis, de 33 años, murió en el acto. Era de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), estaba casado y tenía una hija de 17 meses.
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Hoy se conmemora en Ermua el décimo aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel. El autobús por la memoria fletado por la Fundación Miguel Ángel Blanco llega allí después de visitar 10 ciudades españolas rescatando lo mejor de aquellos terribles días: la firme determinación de que íbamos a por ellos; que el chantaje, la extorsión y la intimidación no iban a tener éxito. Ojalá la familia de Miguel Ángel sienta y, con ella, tantas otras familias, la cercanía, el calor y la gratitud que tantos españoles sentimos ante su callado sacrificio. Ojalá nunca vean defraudada la confianza en que algún día se hará justicia y ETA será definitivamente derrotada.

Un abrazo, hoy, a las familias de Joaquín, Ovidio, Miguel Ángel y Luis. Otro a los heridos de Madrid. Y uno muy especial para tantos valientes, como Miguel Ángel, comprometidos con la defensa de las libertades que alimentan con su ejemplo nuestra esperanza.

Fue bueno escuchar a Victoria Prego en la manifestación de Madrid el 14 de julio de 1997 terminar así su discurso:

"... con la paz y con la palabra: a por ellos. Desde el respeto a la vida..., desde el respeto a la vida, desde la más profunda de las convicciones democráticas, desde la más firme defensa de la convivencia pacífica: a por ellos con la paz y la palabra. Porque somos infinitamente más y, sobre todo, porque somos infinitamente mejores: a por ellos, porque ¡basta ya!"