12 septiembre 2007

12 de septiembre de 1989.

Carmen Tagle González

Asesinada por ETA en Madrid.
"Tres de la tarde. En Madrid hace un calor propio de agosto. La fiscal Carmen Tagle acaba de salir de su despacho de la Audiencia Nacional, en Madrid. Circula en su coche con las ventanillas abiertas. A su derecha María Dolores Márquez de Prado, su colega y amiga, a la que traslada a su domicilio. Escuchan a Julio Iglesias en el radiocasete. Comentan las vacaciones y el duro invierno que se avecina. A las tres y cuarto María Dolores se baja en su domicilio de entonces, Pío XII, 61. Se despiden hasta el día siguiente. Son las tres y veinte cuando Carmen Tagle llega a su casa, en el número 17 de la calle Julio Palacios. No se da cuenta de que el sanguinario etarra Henry Parot la espera junto a otros dos terroristas. Parot le vuela la tapa de los sesos."
(Antonio Onetti, El Mundo, 20 de enero de 2006).

Carmen estaba adscrita al Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, donde se ocupaba fundamentalmente de casos de terrorismo. Destacaba por su capacidad de trabajo y su firmeza. La semana anterior a su asesinato comentó a compañeros y amigos que había sido amenazada. La víspera el diario Egin titulaba, refiriéndose a ella, una noticia así: "Una fiscal se lamenta de que hay quien colabora con ETA".

Era madrileña. Tenía 44 años.
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12 de septiembre de 1989

Luis Reina Mesonero

Asesinado por ETA en Bilbao.
Sólo unas horas después del asesinato de Carmen en Madrid, un paquete bomba acababa con la vida de Luis en Bilbao. Su historia la cuenta muy bien Sergio Campos en "La chapuza como técnica asesina":

"[...] Calle de María Muñoz. A la izquierda, pasada la calle Solokoetxe y unos metros más allá, está la calle Fica. Actualmente es uno de los reductos del botellón en Bilbao, que pretende ser erradicado por el Ayuntamiento. Toda esta zona está tomada por eso que Patxo Unzueta llamaba “ese sector alegre y combativo de nuestra rebelde juventud actual: tan alegre como un funeral, tan rebelde como un rebaño”. El día 12 de septiembre de 1981, Luis Reina Mesonero, pescadero de 61 años de edad, llegó a las puertas de su domicilio unos veinte minutos antes de las nueve de la noche. El número 32 de la calle Fica. Subió los nueve escalones que le separaban de su buzón y cogió un paquete que estaba remitido a su nombre. Algunos meses antes Luis Reina había sufrido una embolia que le había afectado el oído y la vista. Por este motivo, se acercó el paquete a la cara. El paquete explotó y le destrozó el cráneo y parte del tórax. Fueron unos 150 o 200 gramos de explosivo. La explosión causó algunos destrozos en el portal. El ruido hizo que algunos vecinos se acercaran. Entre ellos estaba su hijo, de 25 años. Más tarde, y todavía con el cadáver de Luis Reina presente, dos hermanas del asesinado, ya mayores, se sentaron en un comercio cercano sin poder decir palabra. A la mujer de Luis Reina, paralítica, con quien estaba casado desde hacía unos veinte años, no le dijeron nada hasta pasado un tiempo. En ese momento el Ministerio del Interior desconocía los motivos que habían podido tener los asesinos para matar a Luis Reina Mesonero, pescadero de 61 años de edad, con un paquete bomba remitido a su nombre.

Pocas horas después de haberse conocido el asesinato, Jon Idígoras, dirigente de HB, confirmó que Luis Reina Mesonero era simpatizante de la coalición abertzale y que el partido colaboraría en la preparación del funeral. Daba a entender que había sido asesinado por algún grupo de ultraderecha, como ya había ocurrido en algún otro caso. La familia se apresuró a desmentir lo dicho por Idígoras. Miembros de HB se reunieron con los familiares, y poco después anunciaron que Luis Reina Mesonero nada tenía que ver con ellos. No había lugar a victimismo alguno.

El 23 de septiembre de 1989, eta confiesa haber matado a Luis Reina por “una equivocación y error irreparables”. En el mismo comunicado dice hacer “la más seria y sincera autocrítica”. Eta atribuye su confusión al hecho de que Luis Reina tenía el mismo nombre que un policía. La Jefatura Superior de Bilbao negó que hubiese ningún policía con ese nombre.

José María Calleja, en La diáspora vasca, cuenta lo ocurrido al otro lado de este suceso. Luis Reina era propietario de un concesionario de vehículos en Bilbao. Policías y responsables del gobierno civil de Vizcaya compraban allí, y eta se enteró. Amenazó a Luis Reina, que hizo lo posible para que eta no le asesinara. Habló primero con Txomin Ziluaga, “gran dirigente de Herri Batasuna”, que le prometió “tratar su caso para que no le pasara nada, consciente de que este hombre no merecía un atentado”. También acudió Luis Reina a Txema Montero, abogado de HB, que le garantizó que no le pasaría nada. Luis Reina se entrevistó también con Jone Goirizelaia, abogada de HB, que le espetó que si “la organización” le había amenazado, era porque algo habría hecho.

Un tiempo después, Luis Reina moría asesinado. Luis Reina Mesonero. Los guerrilleros intrépidos, esos que aparecen en los periódicos de los años setenta y ochenta como protagonistas de una película policíaca, audaces, inteligentes, fríos y eficaces como máquinas de acero, consultaron las páginas amarillas para localizar a la persona que habían de matar. Y erraron.

Luis Reina, propietario del concesionario, huyó del País Vasco. A Luis Reina Mesonero, pescadero, le reventaron la cabeza y el tórax. Creo que todavía vive una de las hermanas mayores, una de esas ancianas que se sentaron sin poder articular palabra el día del asesinato. El hijo vive en la misma calle Fica. ¿En el mismo inmueble donde asesinaron a su padre? Hay un puesto de pescados en el Mercado de la Ribera a nombre de la mujer paralítica de Luis Reina Mesonero."

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Un abrazo a las familias de Carmen y Luis.

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