22 mayo 2007

22 de mayo de 1985.

Máximo Díaz Barderas
Francisco Rivas López

Máximo y Francisco eran policías. La vispera, día 21, no trabajan y decidieron ir a pasear al monte Ulía acompañados por sus perros. Nunca regresaron a casa. Uno de los perros volvió solo por la noche y alarmó a las familias. Dieron parte a la Policía, que rastreó sin éxito el monte buscándolos. Una llamada a Egin en nombre de ETA el día 22 reivindicó el asesinato e indicó dónde se encontraban los cuerpos. Éstos fueron hallados a las diez de la mañana con un tiro en la sien, cerca de un pinar a unos dos kilómetros de Pasajes de San Pedro. La perrilla de Francisco gemía recostada sobre el pecho de su dueño. La mano de Máximo descansaba cerca de un pequeño ramillete de margaritas.

Esas son las flores a las que su hija Pilar se refirió en el homenaje del CEU el pasado 27 de abril cuando compartió, en una emotiva intervención, su experiencia como víctima del terrorismo. Las margaritas eran para ella y su madre.

Máximo había nacido en Pedro Bernardo (Ávila). Tenía 35 años y tres hijos, de 8, 6 y 3 años.
Francisco, de 50 años, era de Torremocho (Guadalajara) pero llevaba 26 destinado en San Sebastián. Estaba casado y tenía una hija de 19 años.
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Un abrazo a las familias de Máximo y Francisco.

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