30 mayo 2007

30 de mayo de 1985.

Alfredo Aguirre Belascoain
Francisco Miguel Sánchez

Asesinados por ETA en Pamplona.
Poco antes de las nueve y media de la noche se recibió una llamada en la comisaría de Pamplona que avisaba de que alguien estaba amenazando a los transeúntes en la calle de Javier. Cuando llegaron los dos coches de la Policía Nacional al casco viejo, hizo explosión una bomba colocada en una bolsa de basura junto a una farmacia.

En ese momento llegaba con su bicicleta Alfredo, de 14 años, camino de su casa. Murió en el acto.

Cuatro policías resultaron heridos: Manuel Tello Barranco, Alfonso Quintá Expósito, Manuel Barrigas Villar y Francisco. Todos fueron trasladados al hospital de Navarra. Francisco murió allí poco después de ingresar.

Tenía 32 años. Era de Villaverde del Río (Sevilla), estaba casado y tenía dos hijos pequeños.
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30 de mayo de 1985

José Martínez Parens

Asesinado por ETA en Marquina (Vizcaya).
José era empleado de la fábrica de armas Esperenza y Cía. A las seis y media, una vez terminada su jornada de trabajo, se disponía como otros días a tomar algo en el bar Enda de la calle Okarra. Dos individuos se cruzaron con él y le dispararon un tiro en la nuca.

José, de 40 años, era de Hellín (Albacete). Llevaba 13 viviendo en Marquina. Estaba casado y tenía dos hijas de 10 y 3 años.
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30 de mayo de 2003

Julián Embid Luna
Bonifacio Martín Hernando

Asesinados por ETA en Sangüesa (Navarra).
Julián y Bonifacio eran policías nacionales. Vivían en Pamplona y estaban adscritos a la Unidad de Documentación y Extranjería. Cada dos meses salían en un Citroën ZX hacia las zonas rurales de Navarra para renovar los carnés de identidad de los vecinos. El día anterior a su visita, la televisión local navarra había anunciado su llegada a Sangüesa.

El 30 de mayo, a las nueve de la mañana, Julián y Bonifacio aparcaron su coche en la plaza de Sangüesa, junto a la Casa de Cultura. Allí atendieron a los vecinos hasta las doce. Media hora más tarde, cuando abrieron el coche para regresar a Pamplona, hizo explosión una bomba lapa que alguien había colocado mientras ellos trabajaban. Julián y Bonifacio murieron instantáneamente. Resultaron gravemente heridos su compañero Ramón Rodríguez y Carlos Gallo, empleado de Telefónica.

Bonifacio, de Sanchorreja (Ávila), tenía 56 años. Julián, de Sabiñán (Zaragoza), 53. Estaban casados y tenían dos hijos cada uno.

Ana Embid, hija de Julián, en la manifestación de repulsa, dijo entre otras cosas esto:

"... todo cambia en un segundo por culpa de gente que se cree que en Navarra sólo existen ellos, a los que debemos respetar y permitir todo lo que hagan. Ante ellos, los demás navarros somos de categoría inferior y no tenemos derecho a la vida ya que ellos nos la arrebatan. Pero una cosa os vamos a decir, seguimos vivos, nos vais a seguir viendo, a la hora de la compra, a la hora del café, en cualquier actividad cotidiana.

... seguiremos en nuestra tierra, Navarra, que Boni y Julio sentían suya"

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Alfredo, Francisco, José, Julián, Bonifacio.
Un abrazo a sus familias.
Otro a los heridos de Pamplona y Sangüesa.

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