21 enero 2007

21 de enero de 2000.

Pedro Antonio Blanco García, teniente coronel del Ejército

Asesinado por ETA en Madrid mediante un coche bomba.
A las ocho y diez de la mañana de aquel viernes, Pedro Antonio se dirigía caminando hacia el lugar donde a diario le recogía, camuflado, un vehículo oficial. Cuando Pedro Antonio se acercó lo suficiente al Renault Clio cargado con 20 kilos de dinamita, los terroristas activaron la bomba.

La explosión causó daños en quince viviendas y siete coches. Una niña de 13 años, Sara Martín, resultó herida leve mientras se preparaba para ir al colegio. El atentado tuvo lugar en la calle Pizarra esquina con Virgen del Puerto, cerca de una colonia de viviendas de militares, situada en una de las zonas más castigadas por ETA. Una de las casas afectadas por la explosión fue la de Rafael Villalobos, víctima en 1991, un 17 de octubre, de otro atentado por el que perdió las dos piernas.

El hijo menor de Pedro Antonio dijo al oír por televisión el nombre de su padre: «¡Mamá, es papá!».
Casado con Conchita Martín, Pedro Antonio era padre de dos hijos. Tenía 47 años.

En una entrevista concedida a Radio Mitre de Buenos Aires seis días después del atentado, Conchita declaró:

«Son muy ignorantes si creen que al haber eliminado a un teniente coronel han eliminado algo. El puesto de mi marido lo va ocupar uno pasado mañana. Sus asuntos los llevará otro»... «No van poder con nosotros. Aquí la fortaleza no la han minado en ningún momento»

Vale la pena leer la carta, no publicada, que escribió Conchita a El País con ocasión de la iniciativa de las actrices y sus rosas blancas. Lo cuenta Renault en 18/98 unplugged. Aquí, el párrafo final:

"Valientes mujeres de Atenas! ¿Con qué fuerza moral nos dan recomendaciones en Madrid? ¿Por qué no cargan sus bártulos y se plantan ante las hordas nacionalistas de Otegui y desparraman sus pétalos al paso marcial de la muerte, que conducirá a Josu Ternera hasta la mesa de negociación? ¿Dónde está el coraje? ¿Dónde el compromiso con quien sólo lleva rosas a los cementerios? Hay mujeres igual de bellas cuyo coraje arrastra sillas de maridos tullidos, donde el hueco de camitas infantiles lo llenan con lágrimas veraces de amargura. Mujeres que saben la verdadera dimensión de una tragedia humana que no depende de subvenciones. Ésas, que jamás serán importantes, saben cual es la verdadera paz y cuánto habrán de pagar por ella. Algo más que un contrato."
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Un abrazo a Conchita, sus hijos y resto de familia.
Otro a Sara y Rafael.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pedro Antonio Blanco:
Los españoles estamos contigo.

También con Rafael. Y con Sara. Y con Conchita y sus hijos.

Gracias, Conchita,`por tus palabras.